El miedo es una respuesta adecuada ante un peligro real y forma parte del desarrollo evolutivo normal. Consiste en un sistema de seguridad que evita que nos expongamos a situaciones peligrosas.
Los miedos tienen un carácter adaptativo y transitorio. Los seres humanos estamos predispuestos para asociar respuestas de miedo ante estímulos potencialmente dañinos (arañas, serpientes, ratas, oscuridad, tormentas… etc.).
El problema surge cuando los miedos característicos de determinadas etapas del desarrollo, en lugar de desaparecer con la madurez, se intensifican y pueden convertirse en fobias que perduran en la edad adulta.