El control de esfínteres es la capacidad fisiológica de controlar los esfínteres de día y de noche. Se adquiere cuando el niño está maduro para ello y sigue una secuencia evolutiva que depende de la maduración neurológica y psico-afectiva.
Se produce a través un proceso similar en la mayoría de los niños. Lo primero que se aprende es el control fecal nocturno, posteriormente el control fecal diurno, más tarde se consigue el control urinario diurno y, por último, el control nocturno de la orina.
La edad a la que se consolidan estos aprendizajes depende de cada niño y de las pautas educativas de la familia.
Generalmente las niñas adquieren el control antes que los niños.
Es habitual que el entrenamiento comience sobre los 18 meses y que se consolide entre los 3 y 5 años. Superadas estas edades, la falta de control urinario o fecal se considera problemática.