Los tics son movimientos motores o vocalizaciones que se producen de forma involuntaria, repentina y de manera repetitiva, con una duración muy breve, estereotipada y no rítmica. Las personas que los sufren pueden evitar su producción durante períodos más o menos largos, pero experimentando gran desazón. Cuanto más tiempo los evitan, la tensión que experimentan es mayor y es muy probable que después se produzca un incremento de estos.

En muchas ocasiones pueden sentir sensaciones previas que marcan la aparición de los tics. Esto puede originar que perciban que son emisiones parcialmente voluntarias, pero no lo son, simplemente marcan su proximidad. En los niños estás señales antecedentes no suelen sentirse y suelen pasar varios años hasta que son capaces de predecirlos.

La frecuencia varía a lo largo del día. Suelen agravarse en situaciones de estrés, ansiedad, enfado, fatiga y cuando se anticipa algo agradable. Aumentan ante familiares, personas cercanas y cuando están solos. Se incrementan por la tarde, seguramente debido al cansancio y disminuyen durante el sueño.

También se reducen ante la presencia de extraños y durante la realización de actividades absorbentes, en clase, en el trabajo, durante la lectura, por la mañana y en verano.

Están presentes en todas las razas, culturas y clases sociales y son más frecuentes en los niños. De los tics motores, los más frecuentes son los vocales.

La mayoría se inicia antes de los 18 años. Los tics motores suelen surgir hacia los 6 o 7 años y al transcurrir dos años pueden aparecer los tics vocales.

En la mayoría de los trastornos por tics, la frecuencia, gravedad, el grado de perturbación que provocan y la variabilidad de los síntomas, disminuyen durante la adolescencia y la vida adulta.

CLASIFICACIÓN DE LOS TICS

Los tics pueden ser motores o vocales y ambos se pueden dividir en simples y complejos. Se pueden incluir también los tics sensoriales y los cognitivos.

  • Los tics motores simples: son movimientos repentinos y generalmente breves en los que están implicados sólo uno o muy pocos grupos musculares (parpadeos o guiños, sacudidas de cabeza, encogimiento de hombros, tics en todo el brazo, muecas faciales, abrir la boca, tics de la mano, de toda la pierna, de los labios, frente, etc.).
  • Los tics motores complejos: son movimientos repentinos de mayor duración que los simples y que implican varios grupos musculares (golpearse a sí mismo, saltar, hacer gestos obscenos, tocarse a uno mismo y a otros, olfatear objetos, imitar gestos, etc.). Cuando se da este tipo de tics, generalmente también aparecen los tics motores simples.
  • Los tics vocales simples: son sonidos o ruidos sin sentido que emite el sujeto y suelen aparecer más tarde que los tics motores (gruñir, sorber, chillar, toser, gritar, bufar, ladrar, escupir, silbar, sisear, etc.).
  • Los tics vocales complejos: lo más habitual es que se den juntos con los anteriores y con los tics motores de cualquier clase (palabras o frases no aceptadas socialmente, repetición de sonidos o frases emitidas por otra persona, repetición de las palabras emitidas por el propio sujeto, frases fuera de contexto). Su producción suele causar mucho sufrimiento por el impacto social tan negativo que ocasiona.
  • Los tics sensoriales: se incluyen también las sensaciones involuntarias y recurrentes en las articulaciones, huesos, músculos y otras partes del cuerpo (pesadez o ligereza, vacío, cosquilleo, frío o calor, presión, etc.) y son diferentes de las sensaciones que preceden a la aparición de los tics motores o fónicos. La persona las siente como algo muy molesto e intenta aliviarlas a través movimientos o sonidos voluntarios. Son más prolongados que otros tipos de tics y sin embargo, no se pueden suprimir de forma voluntaria (aunque los movimientos y sonidos que utiliza para eliminarlos o mitigarlos se pueden interrumpir durante rato).
  • Los tics cognitivos: consisten en pensamientos repetitivos, juegos mentales utilizados como entretenimiento (de palabras o números) y conductas de contar.

CLASES DE TRASTORNOS POR TICS

  • Trastorno o síndrome de Tourette: Es el más grave de todos y puede comenzar en la infancia. Están o han estado presentes tics motores y tics vocales, aunque no tienen que coincidir en el tiempo. Se producen muchas veces al día, casi todos los días y en un intervalo mayor de un año, los periodos en los que no aparecen no superan los tres meses.

Comienzan antes de los 18 años y causan un gran deterioro en distintas áreas de funcionamiento de la persona. El mismo tic o el intento de controlar su emisión, puede interferir en la realización de determinadas actividades como leer o escribir.

Su aparición no se debe a la ingestión de ninguna sustancia ni a enfermedades médicas.

  • Trastorno por tics motores o vocales crónicos: aparecen uno o más tics motores o tics vocales, pero no ambos a la vez. Se producen varias veces al día, casi todos los días y en un intervalo superior al año, sin existir más de tres meses sin presentar tics.

Aparecen antes de los 18 años y causan un gran malestar o deterioro en el funcionamiento habitual.

Tampoco se debe a la ingestión de sustancias o a enfermedades médicas.

  • Trastorno por tics transitorios: se dan casi exclusivamente en la infancia. Los tics que padecen no duran más de un año y pueden aparecer intermitentemente en el transcurso de varios años.

Comienzan antes de los 18 años y causan fuerte malestar o deterioro en áreas importantes de funcionamiento.

No se debe a la ingestión de sustancias ni a enfermedades médicas.

En líneas generales, el grado de perturbación originado por los tics dependerá de su frecuencia, intensidad, complejidad y tipo de tics del que se trate. También tiene gran repercusión la respuesta del entorno del niño o adolescente, la importancia que les de la persona y la capacidad de control que tenga sobre ellos.

Existen diversos factores que pueden influir en la aparición de los tics: variables genéticas y disfunciones en algunos neurotransmisores. También pueden influir determinados factores ambientales, cambios evolutivos, acontecimientos estresantes e influencias sociales. Otras influencias son el cansancio, el estrés y la ansiedad.

Se puede llevar a cabo un tratamiento psicológico o una combinación de este como complemento al tratamiento médico. Para comenzar se tendrán que observar y registrar el tipo, frecuencia e intensidad de los tics que presente el menor. Se instaurarán diversas técnicas conductuales para conseguir los objetivos deseados.

El criterio de mejoría empleado es la disminución lo más elevada posible de los mismos de modo que, la forma de desenvolverse en su entorno sea lo más adaptada posible.

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