Es un trastorno del neurodesarrollo que se inicia en la infancia. Tiene un curso crónico y supone un factor de riesgo evolutivo ya que, aumenta la posibilidad de sufrir fracaso escolar, dificultades o problemas familiares, problemas en las relaciones con los demás, problemas de conducta y de autoestima entre otros.

El TDAH está asociado a problemas en las Funciones Ejecutivas del Cerebro (son aquellas funciones necesarias para que los individuos puedan controlar su conducta y regularla en función de las distintas situaciones).

Se caracteriza por la presencia de tres síntomas fundamentales: hiperactividad, impulsividad y déficit de atención. Los síntomas se presentan con mayor intensidad y frecuencia que en el resto de los niños del mismo grupo de edad y no son estables en el tiempo, pueden ir cambiando en el curso evolutivo, pero, tienden a mantenerse a lo largo de toda la vida.

En los primeros años aparecen prioritariamente síntomas de tipo externalizado como la hiperactividad. En la edad escolar, adquieren más importancia los síntomas de inatención y durante la adolescencia, decrece la hiperactividad y aumentan las conductas impulsivas, permaneciendo los problemas de inatención.

El TDAH implica dos déficits primarios: un déficit inhibitorio o capacidad de inhibir conductas socialmente inadecuadas y, un déficit en la autorregulación, que supone una incapacidad para calmar una respuesta fisiológica como consecuencia de una emoción fuerte.

SÍNTOMAS PRINCIPALES

Hiperactividad

Consiste en una dificultad para mantenerse quieto, lo que se manifiesta a través de un excesivo nivel de actividad, en situaciones inapropiadas y en distintos lugares. Les cuesta mantenerse sentados, están inquietos, toquetean objetos, etc. Esta inquietud motora desaparece en la adolescencia, aunque permanece la sensación subjetiva de inquietud interior.

Inatención

Presentan dificultades para mantener la atención en situaciones que requieren un esfuerzo mental mantenido en el tiempo y que son aburridas. Se distraen con facilidad ante estímulos irrelevantes para lo que están haciendo y cuando esto ocurre, tienen mayores problemas para reanudar de nuevo la tarea. Tienen dificultades para concentrarse y recordar lo que tienen que hacer. Parecen no escuchar, les cuesta seguir instrucciones y organizar las tareas y con frecuencia pierden objetos que necesitan. Estos síntomas se hacen más evidentes cuando las exigencias escolares aumentan.

Impulsividad

Presentan impulsividad tanto comportamental como cognitiva. Los síntomas se manifiestan a través de comportamientos de impaciencia, dificultad para esperar turno y demorar respuestas. Suelen interrumpir y responder de forma precipitada antes del momento adecuado. Actúan sin pensar y evaluar las consecuencias de sus actos. Sus reacciones emocionales son mucho más intensas de lo normal y tienen dificultades para inhibir sus sentimientos que muestran con gran rapidez y frecuencia.

Tanto niños como adolescentes tienen problemas para controlar su comportamiento y ajustarse a las normas. El TDAH es uno de los problemas psicológicos más frecuentes en la infancia y la adolescencia, y puede causar interferencias importantes en el entorno escolar, personal, social, familiar y en general, en todas las actividades de la vida diaria.

Según se presenten en cada individuo los síntomas indicados, pueden clasificarse tres presentaciones clínicas de TDAH:

  • TDAH con predominio de déficit de atención cuando están presentes principalmente los síntomas de inatención.
  • TDAH con predominio hiperactivo-impulsivo si están presentes principalmente los comportamientos impulsivos e hiperactivos.
  • TDAH combinado cuando se encuentran presentes los tres síntomas principales (hiperactividad, inatención e impulsividad).

Todos ellos repercuten en el adecuado rendimiento escolar y directamente relacionado con él, los problemas de autoimagen generados por los sucesivos fracasos tanto a nivel académico como social. Por lo tanto, la detección e intervención precoz mejora su curso y pronóstico, por lo que es importante identificarlo en las primeras etapas escolares para poder ayudar al niño y a la familia y ofrecer soporte al entorno académico.

El objetivo del tratamiento es mejorar los síntomas principales de hiperactividad, impulsividad e inatención, sin olvidar otros síntomas disfuncionales que tienen gran importancia en la intervención, como el abordaje de los problemas escolares, mejora en las habilidades sociales, en la autoestima, la autoimagen, la autonomía, etc., frecuentemente asociados al trastorno.

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