La duración habitual del sueño experimenta variaciones a lo largo de la vida. Existen diferencias asociadas a la edad y diferencias asociadas a factores individuales (nutrición, fatiga, consumo de bebidas excitantes, alcohol, condiciones físicas de la habitación, etc.).

En los niños, los problemas que afectan a la cantidad de sueño (número de horas que duermen) o a la calidad de sueño (cómo duermen) repercutirá en cómo se encuentren durante el día. Si no duermen bien, pueden estar cansados, irritables y no rendir adecuadamente en el colegio.

Algunas de las dificultades que pueden aparecer no tienen que suponer ningún problema ya que, forman parte del desarrollo normal (resistencia a irse a dormir, dificultad para quedarse dormidos o despertarse frecuentemente) y suelen desaparecer a medida que crecen. En otros casos, puede ser recomendable tomar ciertas medidas preventivas o realizar algún tratamiento psicológico para ayudar al niño a superar los problemas de sueño.

Existen distintas fases de sueño que se van repitiendo a lo largo de la noche y que aparecen en el mismo orden y con una duración aproximada de 90 minutos, conformando todas ellas lo que se denomina ciclo de sueño. Las fases son las siguientes:

  • Fase de adormecimiento: Es la primera de ellas y se corresponde con el momento en el que nos quedamos dormidos. Sentimos somnolencia, nuestros músculos se relajan, pueden aparecer movimientos lentos de los ojos y sensación de ligereza, pesadez o sensación de caída brusca al entrar en sueño. Es una fase muy ligera y poco reparadora, en el que la persona se despierta con facilidad.
  • Fase de sueño ligero: Comienza unos 10 minutos tras la fase anterior. Es un tipo de sueño más profundo y reparador. Los músculos del cuerpo están aún más relajados y ya no hay movimientos oculares.
  • Fase de sueño profundo: Aproximadamente a los 30 minutos de estar dormidos. Nuestro cerebro presenta la forma más lenta de actividad. Los músculos están totalmente relajados y las distintas funciones corporales tienen los valores mínimos diarios. Es una fase de sueño muy profundo y reparador, en el que cuesta más trabajo despertar a la persona. Si se despierta a una persona en esta fase, se mostrará confuso y desorientado durante unos instantes.
  • Fase de sueño muy profundo: Se intensifican las características de la etapa anterior. Es la fase del sueño más profundo y es muy importante para nuestra recuperación física y psíquica. El cerebro está casi sin actividad y totalmente desconectado del mundo exterior. Algunos problemas de sueño como el sonambulismo o los terrores nocturnos ocurren durante esta etapa.
  • Sueño paradójico: Durante esta fase del sueño, el cerebro está tan activo como cuando estamos despiertos pero los músculos no pueden moverse y están paralizados. Esta etapa aparece tras las cuatro anteriores (unos 90 minutos tras dormirnos). Los ojos se mueven de forma rápida, la musculatura está totalmente paralizada y se producen cambios bruscos en las distintas funciones corporales. Es difícil despertarse y es en la fase en la que habitualmente soñamos y en la que aparecen las pesadillas.

Todas las etapas se van repitiendo a lo largo de la noche dando lugar a unos 4 o 5 ciclos.

CLASIFICACIÓN DE LOS TRASTORNOS DE SUEÑO

Parasomnias: Son las conductas raras o inusuales que ocurren durante el sueño y que pueden interferir con él.

  • Pesadillas. Aparición repetida de sueños terroríficos que despiertan al niño. Ocurren generalmente durante la segunda mitad de la noche. Al despertar, el niño es capaz de describir el contenido del sueño.
  • Terrores nocturnos. Se producen despertares bruscos durante el sueño, que suelen estar precedidos por gritos o lloros de angustia. Suelen aparecer durante el primer tercio de la noche, cuando el niño está profundamente dormido y suelen ir acompañados de un terror intenso. Es difícil despertar al niño y si se consigue, no recordará bien lo que ha ocurrido.
  • Sonambulismo. Son episodios en los que el niño se puede incorporar de forma brusca de la cama o incluso, puede levantarse y comenzar a deambular. Normalmente se producen en el primer tercio de la noche, cuando el niño está profundamente dormido. No suelen responder a los intentos de otras personas para despertarlos, pero si lo hacen, estarán desorientados y confusos.
  • Bruxismo. Se produce por la contracción excesiva de los maxilares produciendo un ruido característico o “chirriar de los dientes”. Aunque no suelen despertar, puede producir desgaste en los dientes y presentar dolores en la mandíbula y sensibilidad en los dientes durante el día.
  • Hablar dormido. Consiste en episodios de hablar durante el sueño. Generalmente son palabras sin sentido o frases que no se pueden entender.
  • Balanceo de cabeza o cuerpo. Consiste en la realización de golpes rítmicos de la cabeza contra la almohada o balanceo del cuerpo al intentar dormirse.

Disomnias: Son aquellos trastornos que afectan a la cantidad, calidad y horario del sueño. Se producen en el inicio o mantenimiento del sueño o por excesiva somnolencia.

  • Insomnio. Son dificultades para iniciar, mantener el sueño o que no sea reparador. Hay distintos tipos y pueden existir distintas causas (hábitos inadecuados, causas psicológicas, psicofisiológicas, alergia alimentaria, alteración mecanismos neurológicos del sueño-vigilia).
  • Hipersomnia. Se caracteriza por una excesiva cantidad de sueño acompañada de somnolencia diurna.
  • Narcolepsia. Aparición de ataques de sueño que no se pueden resistir y son imprevisibles. Pueden acompañarse alucinaciones, sensación de parálisis y otros fenómenos, y suelen ocurrir en el momento de pasar del sueño a la vigilia.
  • Trastornos del sueño relacionados con la respiración. La Apnea del sueño se caracteriza por episodios de obstrucción o parada de la respiración que ocurre varias veces durante la noche. Ocasiona despertares frecuentes rompiendo el ciclo del sueño y provocando somnolencia diurna.
  • Trastornos del ciclo circadiano. Se produce cuando existe un desajuste entre el horario de dormir deseado y el sueño real.

Para considerar que existe un problema o dificultad de sueño, tenemos que atender a varios criterios: La frecuencia en la que ocurre, la Intensidad del problema, el número de veces que tiene lugar y la Duración de este. Pero, sobre todo, si los problemas de sueño interfieren en la vida social y escolar de las personas que los padecen.

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