Las situaciones de acoso tienen consecuencias a nivel personal y social, tanto para las víctimas como para los agresores y también para los espectadores.
Para las víctimas, el acoso puede causar ansiedad, sintomatología depresiva, baja autoestima, bajo autoconcepto, timidez excesiva, dificultades de atención y concentración, bajo rendimiento, autolesiones y en casos graves ideas o intentos de suicidio.
En los agresores, además de utilizar la violencia como medio para conseguir sus objetivos, aumenta la probabilidad de tener problemas legales en el futuro. Pueden presentar bajo rendimiento escolar, dificultad para cumplir normas, autoconcepto negativo, falta de empatía, falta de culpabilidad, crueldad, impulsividad, conductas antisociales y aislamiento social.
En los espectadores, las consecuencias dependerán de la actitud y conducta que asuman. Pueden presentar miedo a convertirse en víctimas y tener sentimientos de culpabilidad, pero también pueden incrementar su falta de sensibilidad, falta de empatía ante el sufrimiento de los demás y asumir que la violencia es lícita para conseguir lo que quieran.