La ansiedad es una emoción normal y común en todas las personas. El organismo reacciona con la activación del sistema nervioso autónomo ante estímulos que pueden suponer una amenaza para el individuo. Es un mecanismo de defensa que prepara a nuestro cuerpo para una posible huida o lucha ante un peligro inminente y tiene, por tanto, un carácter adaptativo. En condiciones normales, mejora nuestro rendimiento y adaptación ya que nos permite reaccionar a tiempo cuando la situación lo requiere.
Ansiedad

Sin embargo, cuando su intensidad es muy elevada o aparece en situaciones en las que no hay un peligro real, pierde el carácter adaptativo y provoca malestar, interfiriendo en el buen funcionamiento psicosocial y fisiológico. De este modo puede llegar a convertirse en un problema de salud que nos incapacita o limita.
Es común que la ansiedad sea un síntoma presente en muchos trastornos y está estrechamente relacionada con los miedos y las fobias. Las manifestaciones que se producen son muy similares, pensamientos de peligro, sensaciones de desconfianza, reacciones fisiológicas y respuestas motoras.
Las respuestas de ansiedad se pueden manifestar de diferentes formas:
- Respuestas psicofisiológicas:sudoración, taquicardia, rubor o palidez, sofocos o escalofríos, tensión en diversas partes del cuerpo, sensaciones de ahogo, dolor de cabeza, dolor estómago, pérdida apetito, trastornos del sueño, etc.
- Respuestas conductuales:Evitación y escape de las situaciones que producen ansiedad, llanto, rabietas, inquietud motora, etc.
- Respuestas cognitivas:dificultades en la atención, concentración y memoria, aumentan los pensamientos negativos y la sensación de no ser capaces de afrontar lo que nos produce malestar, etc.
La ansiedad puede deberse a factores genéticos, de temperamento o situaciones específicas y puede llegar a causar sufrimiento y problemas de adaptación en quién la padece. Por ello, es conveniente intervenir lo antes posible para que no llegue a cronificarse.
En los niños y adolescentes sus consecuencias pueden ser muy dañinas y pueden entorpecer su adaptación social, escolar, personal y familiar e incluso evolucionar hacía trastornos más severos.


TIPOS DE TRASTORNOS DE ANSIEDAD
- Trastorno de ansiedad por separación: Se inicia sobre los seis meses de edad y se intensifica alrededor de los dos años. Consiste en la manifestación de una gran angustia y temor ante la separación de los padres. Los niños suelen manifestar miedo ante situaciones en las que tienen que estar solos o alejados de su familia.
- Trastorno de ansiedad generalizada: puede darse en la infancia y en la adolescencia y suele aparecer sobre los trece años. Consiste en una preocupación exagerada en general. Pueden temer situaciones de relación social, presentar un miedo exagerado a las críticas, a las situaciones de examen, al futuro, etc.
- Trastorno de pánico: la edad de inicio suele ser el final de la adolescencia. Se caracteriza por la presencia de ataques de pánico que duran minutos u horas. Los síntomas suelen consistir en palpitaciones, sudores, temblores, sensación de ahogo, náuseas, mareos, miedo a perder el control, miedo a morir, etc.
- Trastorno obsesivo compulsivo: es poco frecuente en la infancia. Consiste en la presencia de pensamientos repetitivos y actos realizados de forma compulsiva para reducir la ansiedad que sienten ante una obsesión. Manifiestan obsesiones con la limpieza, con las comprobaciones de acciones realizadas, con el orden y simetría.
- Trastorno de estrés postraumático: puede aparecer como consecuencia de sufrir o ver un acontecimiento traumático. Los niños más mayores pueden presentar pesadillas y los más pequeños lo suelen revivir a través del juego. Los síntomas pueden aparecer meses o años tras el suceso.