A través de este tipo de terapia, se busca mitigar el malestar psicológico y las conductas desadaptativas mediante la modificación de los procesos cognitivos.
Se basa en el supuesto de que las emociones y las conductas (todo aquello que sentimos y hacemos) son, en su mayor parte, el resultado de las cogniciones (lo que pensamos).
La persona que acude a consulta, adquiere un papel activo en el tratamiento. Los objetivos y progresos se valoran y revisan constantemente a lo largo del mismo.
La cantidad de sesiones necesarias no suele sobrepasar las 16, es una terapia breve que promueve la independencia y la autoayuda. De todos modos, el número es orientativo y dependerá del tipo de problema a tratar, del tiempo transcurrido desde su inicio, de la gravedad del mismo y de la implicación de la persona en el tratamiento.
Se centra en el presente y fija el foco de atención en los problemas o dificultades del momento actual en el que se encuentra la persona. Esto no quiere decir que no nos fijemos en los orígenes del problema, pero sí que tenemos que centrarnos en el “aquí y ahora” para construir el futuro.